domingo, 21 de febrero de 2010

FIN DE LA II CONVOCATORIA DE FOCHOGRAFÍA

Y con este soneto carnavalesco damos por concluída la II Convocatoria de Fotografía de la Generación del Ocho, que pide disculpas a sus lectores por la quietud exacerbada de las últimas semanas y promete MAYOR agilidad y constancia para las 38.000 siguientes.
Un saludo y espero que sigais disfrutando de la mayor parte de nuestras ocurrencias.


Alberto Cancio García

Fochografeto Jorge Andreu

Siento la tardanza. Me habréis echado de menos. He estado lejos de casa y he buscado por cada rincón una idea para sacar fotografías, pero no he encontrado a Mahoma en ningún lado, no me ha venido la menstruación este mes y mi sensualidad arriesgaba el objetivo de la cámara de fotos, así que, visto ya que no tengo ninguna idea y que cuantas tenía se me han ido por el desagüe del tiempo, he decidido pasar palabra, o pasar fotografía, y escribir esto que mi libreta me permite aunque no debiera. He respetado la temática que mi fiel pirata impusiera allá por los años oscuros del funesto examen de poesía, del que todos conocemos resultados. Y aunque debería haber tomado odio por muchas razones a quien nombrado no debe ser, la eterna enfermedad no me abandona: así que abajo os dejo un soneto de observador metido a fotógrafo. Espero, al menos, que os guste.


Recuerdo de un carnaval

Salí una noche en busca de Mahoma
por ver si sonreíame Fortuna,
mas no encontré en la calle cosa alguna
que no fuera un emperador de Roma.

Quiso la suerte, en fin, que la paloma
hermosa de la paz, sobre una tuna
de ingenuos disfrazados de tontuna,
volara y enviárame su aroma:

se puso rojo el más blanco plumaje,
de sangre derramada en oleaje
por la compresa rota de un bosquejo.

Esta tarde me acuerdo de aquel día
en que me vi sexy de policía
mientras me contemplaba en el espejo.


Jorge Andreu
Para mis amigos de la Generación del Ocho,
que sabrán perdonarme.

lunes, 15 de febrero de 2010

Fochografías de Alberto Cancio Garcías

Aunque los expertos opinen lo contrario, Cádiz en Carnavales no es el mejor enclave para dar con una fotografía original de manos de un principiante. Bajo la presión de la indómita turba que invade mi tierra por estas fechas, y abatido tras una reiterativa peregrinación a lo largo de cientos de calles atestadas de turistas ebrios, uno llega a la conclusión de que cada esquina tiene su vikingo grasiento, su monja puta o su pirata borracho, y de que una vez recorridas tres o cuatro callejas ya se ha visto todo lo que merecía la pena ver.

No ocurría así antes, cuando el Carnaval era nuestro y, como nuestro, se trataba con mimo. La enajenación del folklore lo ha mancillado y reducido a la categoría de fiesta nacional, cargándolo de un orgullo vulgar e incongruente, y la beldad de la diosa pagana murió cuando algunos listos quisieron convertirla en patrimonio de la humanidad.
Esa humanidad se tomó demasiado a pecho el absurdo galardón, y cada Febrero Cádiz se convierte en vertedero oficial de la estupidez de España, que viene a descargar aquí la rabia de su infelicidad sin ver en esta ciudad más que un salón privado de recreo y consumo.

Con un hilito de orgullo y respeto por lo que un día fuimos y ya no somos, por el verdadero arte que tuvimos y que ahora forzamos, por la magia de un Cádiz que se esfuma a pesar de plataformas sobre el nivel del mar o segundos puentes para acceder a El Corte Inglés...
Por todo ello y por el amor que guardo a cada rinconcito de esta ciudad, he aquí unos versos recogidos de cierta chirigora gaditana, que ya en su tiempo gritaba ofendida por el manoseo ajeno:



"Cádi, ¿patrimonio de la humanidá...?
¡Y un mojón pa los humano!
¡Cádi es de Cádi na má
y el patrimonio del gaditano!"




MAHOMA ESTÁ ENTRE NOSOTROS


Fotografía tomada en Cádiz

¿Cuál de estas personas, como Mahoma, profetiza un cambio de situación?
¿Una? ¿Dos? ¿Todas?




YO SOY SEXY

Fotografía tomada en "El Palmar", Cádiz
Sin comentarios...
Gracias por visitar nuestro blog y hasta la próxima.




Alberto Cancio García

viernes, 12 de febrero de 2010

Fochografías Quirós

Cuando pude ver las temáticas expuestas por mi compañero y amigo me quedé sin ideas. No sabía cómo interpretar esos temas en una foto, pero al final lo conseguí (o al menos eso creo). En el tema de "Mahoma entre nosotros" no se me ocurría nada, pero esta mañana al despertarme se me ocurrió la estupidez que veréis ahora.


Mahoma entre nosotros

Sephiroth se ha cambiado de religión y está obligando a todos sus "allegados" a convertirse a la misma, cosa que funcionará, puesto que todos sabemos que Sephiroth es y será el malo más malvado, retorcido y fuerte de toda la saga. No se ve bien con la foto en pequeña, así que mejor que clickes encima y la veas en grande.



Eso es... Eso es... Eso es todo amigos!

Quirós

lunes, 8 de febrero de 2010

Recomendación: La Sonrisa Etrusca, de José Luis Sampedro

Paquito me miró con desdén: _ ¡Bah! La Sonrisa Etrusca es un libro ñoño…
Vaciló un poco, y antes de que pudiera reaccionar daba de bruces contra el suelo.
Lo agarré por la camisa y lo arrastré hasta la barandilla, lo até de pies y manos y, sin oír sus súplicas, lo metí en una caja y lo eché al río.

_ No, Paquito. José Luis Sampedro no buscaba sólo enternecerte. Una vida como la suya roza la contradicción en todos los aspectos. Y las contradicciones no provocan ternura, sino violentas convulsiones de la conciencia humana. Su mejor libro no podía buscar sólo enternecerte, imbécil.

Acodado aun sobre la barandilla alcé los ojos hacia el cielo estrellado. La caja se había ido desplazando en pos de la corriente y comenzaba a hundirse en el lodo.

_ En todo momento creíste estar leyendo la simple historia de un viejo moribundo, ¿verdad? _sonreí con nostalgia_ No viste más allá de tus narices, querido Paquito, y ahora te pudrirás sin remedio en la más absoluta ignorancia.

Un coche cruzó el puente sin percatarse de mi presencia.

_ Nadie te ve, Paquito_ y sentí un escalofrío_ Nadie se da cuenta de que te hundes. Ellos tan arriba, y tú ahí, tan abajo, ¿verdad? Pero no te extrañes de ello, hombre. Arriba y abajo es una antítesis tan perfecta como aquellas que tú no acertaste a hallar en La Sonrisa Etrusca… Aquello era Italia, amigo mío, Italia y su propia oposición norte-sur. Una guerra entre las formas de vida del campo tradicional y la ciudad moderna. La primera encarnada en… sí, un viejo calabrés en las últimas, pero aun con mucha brasa que echar al fuego. Y la segunda, Paquito, reproducida en su hijo y su nuera, burgueses acomodados en Milán y con un bebé recién nacido al que dedicarse en cuerpo y alma.

Otro coche pasó aun más a prisa que el anterior.

_ ¿No te parece curioso el hecho de que ese viejo de campo se viera obligado a vivir de pronto al cuidado de su hijo en la ciudad? ¡No es más que una excusa de Sampedro, demonios! Una excusa para disponer al abuelo bajo el mismo techo que su nieto. Porque eso es otra antítesis, amigo. La oposición entre un enfermo terminal y alguien que comienza a vivirlo todo…

La caja había terminado por hundirse y apenas era perceptible desde la superficie. Recordé entonces que había de apresurarme si pretendía llegar a tiempo a la cita con Paquito. En quince minutos, quizá veinte, alcanzaría la Plaza del Trocado, y desde allí comenzaría a llamarlo a gritos para que saliera de su escondite. Pero debía partir cuanto antes e ir a paso ligero, pues nada ni nadie podía asegurarme que mis fuerzas no flaquearían a mitad de camino.

_ La prisa_ me dije mientras cruzaba la carretera_ es la droga de quien descubre que aun hay esperanza. Él tiene que instruir a ese bebé, lejos del histrionismo de la educación moderna. Pero sabe que su enfermedad se lo llevará pronto y ha de agilizar el proceso. Y es ese mismo proceso el que le conduce a las vicisitudes que provocarán la ternura de La Sonrisa Etrusca, y no al revés, Paquito. La manifestación del afecto, el cariño, la simpatía, etc., no son motor de la historia, sino una consecuencia de esa guerra de oposiciones de la que parte la esencia del libro.
De pronto algo me paró el corazón. Un coche de policía aparcado en la acera contraria me había quitado el aliento y mi frente se empapaba por momentos con un sudor frío.
Aligeré el paso aun más y un guardia me salió al encuentro.

_ ¡Deténgase!

Me paré en seco y lo miré de frente.

_ ¿Por qué corría?

_ Sampedro no pretendía enternecerte, Paquito_ dije tratando de serenarme.

_ ¿Cómo dice?

_ Una vida como la suya…, tan llena de contradicciones…

_ ¿De quién habla?_ El policía se acercó a mí lentamente.

_ ¿No ha leído usted La Sonrisa Etrusca?

La reacción de Paquito me dejó atónito: ¡Por supuesto! _dijo, y una sonrisa de oreja a oreja alzó la gorra sobre sus cejas_ Un libro excelente. ¿Podría enseñarme la documentación, por favor?

_ ¡No! _exclamé_ No la llevo encima.

_ Vaya. Eso está bastante mal _el guardia frunció el ceño inclinando la gorra_ Siempre debe ir usted documentado. Tendré que llevarlo a comisaría para confirmar su identidad.

_ No lo hará.

_ ¿Cómo dice?

_ Que no lo hará. Antes lo habré matado_ y en un abrir y cerrar de ojos, Paquito yacía muerto en la calzada.
¿Cómo se atrevía ese bastardo a cambiar de tema de una forma tan soez? ¿Sería uno de esos estúpidos que dicen leer por gusto?
Nadie que se hubiese inmiscuido de alguna forma en la suavidad y entereza narrativas de La Sonrisa Etrusca podía interrumpir una conversación de ese modo. Así que mejor muerto. Ya bastaba de contradicciones improductivas.
Las oposiciones están para algo, ¿verdad, Paquito? Existen para representar los conflictos de una realidad dispersa, analizarla desde todos los puntos de vista posibles y luego desgranarla y descargarla de todo lo absurdo, como Sampedro procura en la Sonrisa Etrusca, quedándose con lo más puro, sea animal o espiritual, del ser humano.

Paquito no respondió esta vez. Me había quedado solo en la penumbra de la calle San Francisco, con un policía a mis pies y un sabor amargo entre los dientes.

_ Se acabó _pensé_ no tendré tiempo de llegar a la Plaza del Trocado.
Me alejé un poco del muerto y me tumbé en la calzada.

_ La Sonrisa Etrusca es un libro malo…_ y comencé a notar un calor indescriptible_ ¡¡La Sonrisa Etrusca es un libro malo!! _ grité con más fuerza _ ¡¡¡¡La Sonrisa Etrusca es un libro malo!!!!

Y con un súbito escalofrío, caí muerto.



Alberto Cancio Etrusco

viernes, 5 de febrero de 2010

II CONVOCATORIA DE FOCHOGRAFÍA

Madames et monsieurs:
Tras la excelentísima acogida de que ha gozado nuestra I Convocatoria de Jóvenes Poetas, y agradeciendo así la mística introducción brindada por nuestro amigo Jorge Andreu, me encuentro en disposición de presentar la II Convocatoria de Fotografía de la Generación del Ocho, que, espero, sirva de jocosa antítesis a la prosopopeya poética que ha embargado al Blog durante las últimas dos semanas.

Me dispongo, pues, a pautar las bases de la que en esta ocasión será una sección bastante humorística, sin otro objetivo que el de contagiar el gracejo pagano que debería florecer en estas fechas.

Un saludo y Gracias a Todos los que nos dedican una Lectura.
Alberto Cancio García
II Convocatoria de Fotografía Generación del Ocho:

Participantes: Abraham Quirós, Jorge Andreu y Alberto Cancio.
Establece pautas: Alberto Cancio (a fecha de 5 de Febrero, yo qué sé el turno)

Pautas:

La Convocatoria exigirá la publicación de como mínimo una fotografía propia que se atenga a la temática y a los preceptos citados a continuación:

1ª Fotografía: Tema- Mahoma está entre nosotros.

2ª Fotogafía: Tema- Yo soy sexy;
Preceptos básicos: Ha de ser ésta una fotografía de nosotros mismos, cuya naturaleza, creo, ha quedado bastante clara en el título de la temática. No existirá ninguna limitación en cuanto a contenido (cada uno sabrá lo que expone) y será suprimida en caso de advertir menos afluencia de visitas a partir de su publicación.

La Fecha límite de "Revelado" datará del día Lunes 15, ampliando así el plazo en beneficio del arte...

Nota: Dado que algunos de los convocados no disponen de cámara fotográfica, se ofrece la posibilidad de que al menos una de las fotos publicadas se haya realizado antes de la presentación de esta convocatoria. No obstante, las otras dos han de ser creadas a partir de la presente fecha.
¡A buscarse las papah, pisha!

Alberto Cancio García

Fin de la I Convocatoria de Poesía

Llamamos poesía a algo que no se puede definir. Sabemos que a ese algo se acercan los poetas, que nosotros nos hemos quedado en el intento, que no hemos pisado ni aun el charco que tras de sí dejaran los grandes; pero al menos podemos ver tres poemas que una Generación verdaderamente Perdida ha sido capaz de escribir.

Aquí, pues, termina la primera convocatoria de Creación Poética de este blog: volveremos a tratar el tema dentro de unas semanas. Ahora dejo la palabra a mi fiel pirata, que nos deleitará con sus exigencias en la segunda convocatoria de fotografía. Esperamos que os haya gustado la nueva experiencia de la Generación del Ocho.


Jorge Andreu

jueves, 4 de febrero de 2010

Es...

Es un trueno fulminante,
una angustia que corroe,
un corazón palpitante
y delator, como el de Poe.
Es un resplandor que ciega,
nostalgia que siempre viene.
Es un burrito que juega
con Juan Ramón Jiménez.
Es un pasado dulce,
también amargo a veces.
Es algo que nunca supe,
pero que todos conocen...
Abraham Quirós Villalba
Si alguien necesita alguna aclaración que no dude en consultarme. No he escrito nada al azar (o al menos eso creo). Espero que os guste...

martes, 2 de febrero de 2010

NUNCA SUBÍ AL FARO


Recuerdo que el vigía de la playa
cruzaba la arboleda sempiterna
y en juegos, todavía de edad tierna,
veíame enfrascado cual canalla.

_ Yo habito en una torre que se entalla
de cara al mar azul de la galerna,
y arriba, en lo más alto, una linterna
advierte a las barquitas como un aya.

_ No iré a esa torre_ dije, cancerbero,
colmándose el destino de cal prúsica_
que andar con mis muñecos yo prefiero.

¿Quién iba a mí a decirme, cenicero,
que sólo acariciando aquí esta música
podría ahora asentir a aquel farero?



Alberto de Mazagón

lunes, 1 de febrero de 2010

La música

La música no es más que una mentira,
respuesta de un deseo formulado,
que guarda en un arcón, bien encerrado,
el trozo de un poema que alguien tira.

La música apacigua toda mi ira
y enciende el sentimiento, ya apagado,
que escondo en mi interior, en este lado
maldito de mi pecho, que se estira

si escucha el leve son de una guitarra.
Y como una hoja cruel de cimitarra
me raja las costillas con sus cuerdas.

Canción, tú para mí eres enemiga,
mas sigue así por siempre, aunque te diga
que te olvides de mí. Porque te acuerdas.


Para mis amigos de la Generación del Ocho. Y para la música, esa enemiga invisible que acompaña los paseos en soledad.


Jorge Andreu