La noche de los cocodrilos huele
como a luces albinas.
A perlas de agua quieta y morada
que corta en mil triángulos la selva.
Así el suspiro mueve su cabeza,
cuando gira el cocodrilo el verde
de la tierra. Lee la hora, sube y baja
como una trompeta, click!, tiene voz
amarilla su electrónico reloj de pulsera.
Cancio
Alberto García