LA ESTELA DEL MIRLO
Existe un subrepticio instante nocturno, en torno a las plazas vacías de las ciudades, en que una estela rasga de pronto el morado silencio, y embebe el vacío de espasmos coléricos cual risa de un duende furtivo. Viaja en segundos de arbusto en arbusto, de arrullo en arrullo, batiendo los aires convulsos bajo el ancho jirón de la Luna, y entonces, con él, esboza ésta un atlas de enigmas opacos en el lecho verde del espíritu.
Alberto Cancio García
No creas que me he olvidado de que te debo un cuento : )
ResponderEliminarEse tiempo de "plazas vacías de las ciudades" tiene encanto, como esta estela que levanta acta de un instante.
ResponderEliminarUn abrazo, querido Alberto.
Claro que no me olvido de ese cuento, Susanilla. Septiembre suena a buena fecha para verlo :)
ResponderEliminarGracias por comentar, Isabel. Tu "voz" es como un chorrillo de agua dulce entre estos calores veraniegos. Sin cumplidos. Saberte a la analítica expectativa de lo que publico me da ánimos para seguir haciéndolo sin pausa.
Mil abrazos a ambas.
el morado silencio... me gusta...
ResponderEliminarMorado, color de penitencia.
ResponderEliminarDe penitencia toscamente arrebatada por este reclamo de alma y mirlo y noche oscura.
ResponderEliminar¿Qué hará este pirata vagando por la noche de plazas vacías? ¿Recorrer de punta a punta la ciudad quemando todos mis recuerdos, quizá? "Roberto Iniesta"
ResponderEliminarEs posible... aunque alguno que otro sea ignífugo...
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