miércoles, 1 de septiembre de 2010

Di azepa m

_ No se preocupe, don Jesús, de veras no se preocupe. Es cierto que no suelo trabajar en vacaciones, pero tratándose de usted y de su problema, ¿le parecería bien fijar nuestra próxima cita para el día... jueves 25?

_ ¿De este mes?

_ Claro.

_ Pues... justamente ese día no puedo, doctor. Es mi cumpleaños y..., la verdad, mi familia es algo exagerada con las celebraciones.

_ Está bien, está bien... su cumpleaños. Vaya, y es usted del setenta y siete, como yo.

_ Sí.

_ Le doy mis felicitaciones adelantadas, don Jesús.

_ Gracias...

_ ¿Le parecería entonces pasar por aquí al día siguiente, viernes 26?

_ Pues... bueno... Sí. Creo que el viernes 26 podría.

_ Muy bien. Dicho y hecho entonces: El viernes. Existe el inconveniente de que la zona de consultas privadas estará cerrada, pero si no se retrasa podré atenderle en alguna consulta de la segunda planta que quede libre. Busque el pasillo de Psicología. Le estaré esperando.

_ De acuerdo.

_ Bien. Ha sido un placer, don Jesús. Recuerde lo que le he dicho sobre su falta de sueño. Dormir bien es indispensable para que las alucinaciones dejen de manifestarse.

_ Sí...

_ Tranquilo, don Jesús. Solucionaremos su problema. Sólo necesita usted autocontrol y autoconfianza. Nosotros le ayudaremos a superar su manía persecutoria.

_ Sí...

_ Por cierto. Al salir, dígale usted a mi secretaria la fecha acordada. Es más seguro que quede en el registro.

_ Vale.

_ Hasta el viernes entonces.

_ Hasta el viernes.


El mostrador de la secretaria es una orgía de papeles sellados.


_ Son... 60 euros. Y le apunto la cita, señor.

_ Es... para... el viernes 26.

_ Muy bien... viernes 26... ¿me da su nombre si no le importa?

_ Sí... claro..., Jesús.

_ ¿Apellido?

_ De Nazaret.











Alberto Cancio García
Fotografía: Google

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