-única baza a jugar-,
cansadas y férreas migajas,
eclécticos surcos,
ramillos de flores dormidas:
De dónde tomasteis palabras osadas,
o en qué coalición desvariasteis.
¿De veras un canto al olvido...
embebe con saña...
jocosa...
a aquel olvidado?
De todas las vidas humanas
en tanto que admiro la Luna
lo sé, yo sé que hay alguna...
incauta, que quiere robarme:
Airosas respuestas,
rotundas palabras,
lucernas de fuego,
ensayada sonrisa...
El tímpano irradia
locuras fugaces.
Cielos pensados,
otoños magníficos,
ñoñas escenas
o dulces almuerzos:
Amaos, y no queda otra.
Morid en la vasta mentira
inexacta de vuestra locura.
Nevad sobre campos de lodo,
obviad el invierno, el jazmín,
volved, revolved el camastro,
volved, revolved el camastro,
izad la bandera de modo que fluya
a mucha distancia de mí.
Alberto Cancio García
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