martes, 2 de febrero de 2010

NUNCA SUBÍ AL FARO


Recuerdo que el vigía de la playa
cruzaba la arboleda sempiterna
y en juegos, todavía de edad tierna,
veíame enfrascado cual canalla.

_ Yo habito en una torre que se entalla
de cara al mar azul de la galerna,
y arriba, en lo más alto, una linterna
advierte a las barquitas como un aya.

_ No iré a esa torre_ dije, cancerbero,
colmándose el destino de cal prúsica_
que andar con mis muñecos yo prefiero.

¿Quién iba a mí a decirme, cenicero,
que sólo acariciando aquí esta música
podría ahora asentir a aquel farero?



Alberto de Mazagón

9 comentarios:

  1. Me encanta. Tan heroico como prometiste, Alberto de Mazagón.

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  2. Siento una debilidad especial por los piratas

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  3. Gracias por comentar, compañeros :)

    Este poema está dedicado al entrañable farero de mi pueblo natal, Florencio, cuya primera y última oferta de subirme al faro rechacé a los cinco años.
    Poco después de la situación descrita en estos versos, a mí me diagnosticaron un Perthes que me tendría un lustro entero en reposo, e incapacitado, naturalmente, para subir excesivos escalones.
    Cuando a los diez años pude al fin volver a caminar con agilidad, Florencio había fallecido en su faro.

    El destino resulta a veces dolorosamente irónico.

    Un saludo.

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  4. Cuanto más lo leo, más me gusta. Como cada vez que releo a José Hierro, me estás saltando las lágrimas.

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  5. Espero que no os moleste que haya subido una foto del faro... No es una cuestión estética, sino emocional... :)

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  6. Jo, como sois...haceís que se me encoja una cosita así por dentro...

    Tengo ganas de veros.

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  7. Maldito loco capaz de hacerme estremecer... Qué se mueran los piratas y te dejen de muestra! jajajaj

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