¡Qué fresco es el sonido de las horas!
Es como si el suelo entonara
una balada triste de riachuelo
con música licuada
que suena a trompetista melancólico.
Percusión desafinada:
suela de zapatos contra el fango
en medio de un romance verde y plata.
Yo aquí desafinando ante este río
y tú, ¡ay!, tan lejana.
Tú tan al otro extremo de mi almohada…
Jorge Andreu
Mesenia, 10 de marzo de 2011.
Me alegro mucho de haber compartido contigo el escenario que te inspiró estos versos tan hermosos.
ResponderEliminarTo guapo :)
ResponderEliminarAquella música no podía dejar de traerme estos versos al oído, amigo Adri. Eran acordes "to guapos", como dice el pirata.
ResponderEliminarel último verso es mi favorito :)
ResponderEliminarSí, el mío también :)
ResponderEliminarY el mío... jajaj ^^
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