viernes, 29 de abril de 2011

À la recherche du temps perdu

Hoy
se arrugó una servilleta de papel
mientras en vano trataba de plancharla.
Así de moribundo estaba el tiempo,
indomable, travieso entre mis manos.
Ni el café, ni los libros, ni los besos
mojados como amargas magdalenas
querían ofrecerme
un leve brote de tranquilidad.

Adrian Leverkühn me da dolores de cabeza,
Gregorio Olías aún sigue mintiendo
en una triste línea telefónica,
y finge ser un pobre enriquecido
de gracia aquel Valjean tan desgraciado
que ayuda a los residuos de la gente
a cambio de sonrisas.
Yo, tristemente, intento
tan sólo ser el mismo.

No sé si lo consigo: estoy ausente,
como el frío en primavera,
como el hielo en agua fresca.
Pero sí estoy seguro de unas cosas:
las siento, y así vivo el presente.
Tratando de planchar las servilletas
mientras el tiempo se derrama
y ensucia mi mesa, este recinto
privado de mi alma, donde tacho
los días verso a verso.

Así lo siento.

Así dicen mis ojos malheridos,
casi muertos.


Jorge Andreu
29 de abril de 2011

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