O justo ahora lo sentimos nosotros, porque no vivimos cuando tembló en el pasado, ni sufrimos las terribles epidemias ni las pésimas condiciones de vida. Pero, claro, a mí también me desconcierta que tiemble ahora, en el momento que nos toca vivir. Un abrazo, Alberto.
Ajam..., bueno. En realidad pienso que estos temblores de nuestra era son también producto de una pésima condición de vida, pero esta vez espiritual. No importa la excusa: la gente se siente, creo, bastante sola frente a su ordenador. Y ahora, cuando yo ya había perdido toda esperanza, cuando resignado me había construido un santuario de ficciones sobre el que merodear como un pirata por playas, castillos y mujeres, van las circunstancias y me sacan a la calle, a contemplar humanidad donde antes había mirlos, abrazos donde se amaban sólo tierra y mar, y gritos de protesta airosa donde habitaba el más absoluto silencio. Es... bello admitir que cierta gente haya sentido la llamada de su propia salud mental, y que este sea un movimiento que se perciba a sí mismo como revolucionario, pero lo cierto es que, para mí, Isabel, llega a destiempo, cuando yo, hastiado de tanta lucha mental infructuosa, había decidido encerrarme a ignorar los motivos de la humanidad y a centrarme sólo en las pasiones.
Estoy leyendo Océano :)
ResponderEliminarY ME GUSTAAAAAAAA
¡Jajajaja! Me alegro :) Disfruta.
ResponderEliminarO justo ahora lo sentimos nosotros, porque no vivimos cuando tembló en el pasado, ni sufrimos las terribles epidemias ni las pésimas condiciones de vida. Pero, claro, a mí también me desconcierta que tiemble ahora, en el momento que nos toca vivir.
ResponderEliminarUn abrazo, Alberto.
Ajam..., bueno. En realidad pienso que estos temblores de nuestra era son también producto de una pésima condición de vida, pero esta vez espiritual. No importa la excusa: la gente se siente, creo, bastante sola frente a su ordenador. Y ahora, cuando yo ya había perdido toda esperanza, cuando resignado me había construido un santuario de ficciones sobre el que merodear como un pirata por playas, castillos y mujeres, van las circunstancias y me sacan a la calle, a contemplar humanidad donde antes había mirlos, abrazos donde se amaban sólo tierra y mar, y gritos de protesta airosa donde habitaba el más absoluto silencio. Es... bello admitir que cierta gente haya sentido la llamada de su propia salud mental, y que este sea un movimiento que se perciba a sí mismo como revolucionario, pero lo cierto es que, para mí, Isabel, llega a destiempo, cuando yo, hastiado de tanta lucha mental infructuosa, había decidido encerrarme a ignorar los motivos de la humanidad y a centrarme sólo en las pasiones.
ResponderEliminarUna pena.
Gracias por comentar :)
chispeante!
ResponderEliminarla esperanza se cansó de esperar
Quién carajo serás, esperanza ¡¡Jajajaja!!
ResponderEliminarGracias por tus chispitas.