Mirarte,
sobrio de inmunidad el ojo,
por ser público y no ojo,
y fingir que admira aquello
que se espera que examine,
y examine, y examine sin tapujo
-formas, lineas, movimiento-
porque así tienen las cosas
su sentido metafísico.
A ti, pero no a ti, desde lo oscuro.
Manos, sienes, curva, ombligo,
tierra, velo, idea, signo.
Música.
Pecho agitado y oscilante
que traza las ondas sombrías
del halo imaginario.
Tu cuerpo pero no tu cuerpo,
en virtud de espectador, miro.
Fuego, llanto, sed, quimera,
fuerza, rabia, sinestesia.
Un baile, danza, danza.
La sonrisa del ahora, el beso,
siempre, siempre el beso
y la luz blanca, el ciclorama
que no existe y es el bosque,
es el palacio, es el soporte...
de tu vida. Danza.
Sal, calibra, elonga, vibra:
Sacude el manto inmenso
de tu cuerpo movedizo
en cualquier método,
sistema, singladura,
idiosincrasia.
Sólo, sólo gira.
Delirio de arrebatos y vehemencias,
y entusiasmos.
Es ahora tu momento,
el momento no momento.
Un baile. Tu baile.
Un cuerpo. Tu cuerpo.
El arte. Tu arte.
O tú.
Alberto Cancio García
Fotografía: Google
En este instante... un nudo en el estómago se hace fuerte y no me deja...así que no me sueltes tú.
ResponderEliminarGiramos los dos entonces...
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