Cuando miras por encima,
como aquel que me preside,
yo te canto mi coplilla
con salero, palma y chiste:
¡Ay, que tú negarme puedas
no hay ni habrá ningún fulgor,
aunque oculte tu melena
los rayitos de ese Sol.
No eres tú su última sombra.
Que la última soy yo!
Alberto Cancio García
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