viernes, 2 de marzo de 2012

—Señor Tablero,


no quisiera que usted
me malinterpretara,
pero... he estado
observándolo, esta noche,
y algo, dentro de mí,
reacciona de una forma
un tanto rara, cuando me mira.


—¡Demonios! Y eso, ¿por qué?


—Pues... verá, hay algo...
en sus ojos...


—¡¡¿En mis ojos?, Dios, no!!
¡¡Quítamelo, quítamelo!!








Alberto Cancio García

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