los aires!,
si cuando yo duermo,
tú duermes:
no se escucha;
y dormimos
ambos sin nadie,
del oído al secreto,
todo tan quieto
que asusta.
Respira la palabra
flojita y suave
en mi pelo revuelto,
y quién sabe los aires,
mi vida, quién sabe
el suspiro: qué lleva,
qué dice, a qué sabe.
Transcriben bostezos,
dibujan dos almas,
embozan de tinta los labios
parados de besos.
Alberto Cancio García
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