miércoles, 11 de enero de 2012

AL RÍO

Fue un romance hermoso.


Empezó como un relámpago.


De pronto, se gustaron.


Y bailaron.


La Luna se caía de pasión,
curiosidad, por esta vida.


Se fueron conociendo.


A él no le costó ser vanidoso,
ya lo era, y a ella la embriagó
tanta demencia.


Vestida de ceñidas avenencias
se exhibió, y de flores la contempla
en su terreno, pobre mema,
toca fondo en su atracción
y la embelesa,


poco a poco y que no note
la estrategia,


porque llega el sólo turno de echar suerte,
a ver si se la tira
                                    y a otra nueva.




Alberto Cancio García

4 comentarios: