viernes, 26 de marzo de 2010

El arte por el arte, la muerte por la muerte

Caminas a paso ligero, porque en realidad quieres llegar a casa... ¡y sabes de sobra que no vas a subir! ...pero necesitas sentir la cercanía de un lecho seguro en que acurrucarte si las cosas se ponen feas. _¡Porque podrían ponerse bastante feas!_ te dices a ti mismo bajo un paraguas maltrecho que cubre a duras penas tu cámara y la mano que la sujeta. Las fuertes ráfagas de viento empapado te cierran los ojos con su arena y los oídos con su ruido. Te detienes impresionado ante el resplandor de un primer rayo, pero es sólo un momento. Porque no cesas de caminar. Nunca cesas de caminar hacia casa, que está_ la tierra se estremece con el trueno_ ahí detrás, a dos manzanas, esperándote con su techo macizo y su agua templada. Y deseas estar en ella, en casa, durmiendo, como todos desde hace tres horas. Y miras hacia atrás. Hacia delante. Y no hay rastro de vida humana hasta donde alcanza la vista... _todos están en casa, Dios, todos_ ...y te sientes como minúscula astilla en un bosque de eucaliptos sedientos. Solo. Completamente solo en la inmensidad del universo, a espensas de lo que un cataclismo decida hacer o no contigo. Y quieres, ¡deseas!, llegar a casa, sí. Ahora. Porque sabes que restan menos de tres minutos para el caos. Y que él jugará a zarandearte de un lado a otro del paseo marítimo hasta hacer de ti un despojo encharcado. Y en realidad no quieres convertirte en un despojo encharcado. No. Tú quieres estar en casa. Como todos los demás. Durmiendo. ¡Como se duerme la cámara ahora! Y como se apaga. Cambias las pilas entre maldiciones, y el azote del viento se intensifica peligrosamente. Titubeas. ¿Para qué cambias las pilas, idiota? ¡Corre hacia casa! ¡Ponte a salvo! Un segundo resplandor colorea el mar de metales resbaladizos, y casi te sobran razones para salir corriendo entre bocanadas de azufre cuando, ensordecedor, el estruendo enloquece los cielos. Ahí está tu casa. Cruzando la avenida, a menos de cien pasos. Ahora. ¡Corre! ¡Ahí está esperándote, con su techo macizo y su agua templada! ¡Hazlo! ¡Márchate! ¡Huye!

Y sin embargo te detienes. Exhausto pero despierto. Y empuñas tu cámara mojada bajo lo que queda del paraguas. Y encaras el horizonte relampagueante, dispuesto a fotografiar la evidencia de tu inferioridad frente a tanta belleza. Y aunque quieres estar en casa, como todos, tú no puedes. Ni hablar. Porque a ti no se te ha brindado la posibilidad de dormir mientras el viento azote, la lluvia arrecie, o los rayos hagan crujir el pavimento... Y mientras el cielo descargue todos los odios existentes sobre su maltratada hermana, la tierra; tú, acodado sobre ella, responderás a los disparos con fotogramas enamorados, intentando en esta noche, a pesar del viento, la lluvia y el miedo, inmortalizar las centellas que te impiden meterte en casa, no por imposición propiamente dicha, sino por un recalcitrante proceso de imanación.





Alberto Cancio García

4 comentarios:

  1. Alberto, cómo me ha gustado. He pasado contigo en la tormenta por ese hermoso Paseo Marítimo de Cádiz (qué impresionantes las fotos). He sentido la soledad y la pequeñez del hombre ante la naturaleza desatada, el fuerte viento, la ira de los rayos, la luz airada de los relámpagos.

    Querido amigo, cómo me ha gustado leerte en un texto de lenguaje actual, cómo llegas desde este registro. cómo sugieres, cómo evocas. ¿Me creerás si te comento que alcanzas mayor altura en este tono?

    Te abrazo fuerte.

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  2. ¡Mi querida y requeteleída Isabel! ¡Siempre tan apasionada comentarista! Me alegra muchísimo que hayas disfrutado con la lectura de este levísimo suspirillo nocturno, y que consideres "de altura" el tono que comúnmente utilizo.
    ¡Y también leerte por aquí! ...que, para funcionar, este Blog necesita de una afluencia motivadora que no tiene... Y hay buenos relatos por ahí abajo...

    Un abrazo muy fuerte y nos vemos por tu blog...

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  3. Me sumo a la opinión, si hubiera una cámara oculta hubiera salido mi cara de "putoviento!" mientras leía el texto.

    Aún queda material nocturno por escribir, te animo a eso.

    John Wine

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  4. Jejejeje, tú eres mi primo. A ver si esos materiales nocturnos surgen contigo. Una abrazo.

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