lunes, 30 de julio de 2012

GÉNESIS

Qué extraño se hace mirar atrás e intuirte ahí, sobre la cama, dibujando o leyendo un libro de mi estantería, de esos que hojeabas lenta por echar el rato. Tu pelo revuelto tontamente, como tontos éramos, como tonto te miraría yo desde la silla, seguro que inquieto, seguro que deseoso de tu cuerpo, tan joven y estúpido que extraña pensarlo ahora, desde lejos. Qué cerca estuvimos entonces, qué dentro el uno del otro sin saber siquiera quienes éramos, en quienes nos convertiríamos, en si aquel juego de besos supondría algo más que una primicia adolescente... El principio.

¿Qué fue? Quizá sólo eso, un ensayo de lo que luego vendría a ser la vida real, el amor real, el sexo verdadero. Yo también he olvidado el tacto de tus labios, créeme, ya no recuerdo tus caricias, y las formas de tu voz se mezclaron hace tiempo con las hojas de otros otoños, muchos, claro, al pisarlas de camino a lo que hoy somos. 
Y extraña. Extraña pensar en cuánto nos quisimos, en cómo nos juramos un amor eterno inexistente, jugando, amando, tan niños en realidad, tan toscamente inocentes.







Alberto Cancio García

2 comentarios:

  1. Esas dos últimas líneas nada lejanas a la realidad. En determinado momento se llega a tener ilusamente una cierta creencia en la existencia de la eternidad junto a otro ser que no termina mas que siendo como una especie de resaca provocada por algún tipo de sustancia mal ingerida, normalmente no es así, al final uno intenta solo quedarse con gestos, palabras y hasta quizá imágenes de lo que algún día fue y dejo de ser.

    Es bastante grato encontrarse con sitios como el en que estoy ahora, beso.

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  2. Y el silencio... El jodido silencio de la habitación...

    Gracias...

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