a qué sabe la espuma
cuando ya no queda agua.
Me dije: La pasta. Es la pasta.
Y reí.
Mordí la cáscara de plátano.
Lavé mis dientes otra vez.
Sudé sin hacer nada.
Y luego...
Barrí, y estaba limpio.
Rasqué donde no pica,
ni picaba... ¿en los dientes?
¡Au! ¡Ay! ¡Au! ¡Ay-au!
...e insistí al hombre del bar:
Agua natural.
Da igual si está caliente.
Y quemaba. ¡Quemaba!
Eché a volar a veces, yo también:
Miré sin ver sobre el reloj,
dijo ella: la cuchara,
y yo traje un tenedor...
Llegué tarde al examen
y luego desperté, sobresaltado,
y sólo eran las dos.
También dije "yo odio" sin sentirlo,
lo mismo que "te quiero" (un poco menos),
y luego me reí por compromiso.
Tardé en llamar a Pepe sin quererlo,
ahogado en el estudio...
...inútil de mi ombligo,
y alguna vez leí, leí, y dormí,
diez noches en la misma paginita,
ido.
Qué gracia cuando dicen:
recoge "lo esencial" en tu poesía.
Y miras al espejo,
y surge la esencial algarabía.
Alberto Cancio García,
que está guapo todo el día.
Bonita palabra, algarabía.
ResponderEliminarBonita, bonita...
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