blandir al azar el tallo, sin verlo.
Palpar la fruición que condensa tu alma
a la altura del cuello... antes incluso
de ahondar el ardor
de ahondar el ardor
que traza
rojo en la mano
el reguero.
rojo en la mano
el reguero.
Es en esencia el amor.
Es la tragedia que prende su seno.
Alberto Cancio García
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